miércoles, 17 de febrero de 2010

Hades (ᾍδης)



En la mitología griega, Hades (el ‘invisible’), el dios del infierno, era un hijo de los Titanes Cronos y Rea. Nada más nacer fue engullido por su padre porque este tenía miedo que lo destronara; más tarde fue vomitado al comenzar la rebelión de su hermano.
Participó junto a sus hermanos en la guerra contra los Titanes. Los cíclopes le armaron con un casco que tenía la propiedad de hacer invisible al que lo portaba.
Después de ganar a los titanes los dioses ganadores se repartieron el mundo: Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con el mundo submarino y Hades con el mundo subterráneo.
Por ser inflexible, es odiado por hombres y dioses aunque no es injusto, ni malvado, pero no permite a sus subdítos, las lamas de los muertos, volver a la tierra, entre los vivos.
Su nombre da mal augurio, se le denomina el invisible, por lo que no se le nombra o se le llama con otros nombres, el nombre mas corriente era el de Plutón, el rico, ya que al ser el dueño de las profundidades de la tierra en sus posesiones se encuentran los metales y rige la fecundidad del suelo. También se le llamó Clymenus (el notable), Eubuleus y Polydegmon (quién recibe a muchos).

El mundo de los muertos tenía su entrada al otro lado del río Aqueronte. Para poder cruzar el río, los muertos tenían que pagar una moneda a Caronte, un viejo y flojo barquero que los ayudaba a cruzar el río con su barca. La moneda la ponían los familiares en la boca de los muertos cuando los enterraban. Cuando llegaban a la puerta del infierno se encontraban un perro con tres cabezas y con cola de serpiente llamado Cerbero, que dejaba entrar a todo el mundo pero no dejaba salir a nadie. Seguidamente se veían en una sala donde había los tres jueces: Minos, Eaco y Redamantis. Estos decidían donde iban a parar los muertos: los buenos iban a los campos Elisis mientras que los criminales y pecadores eran lanzados al Tártaro, allí las ánimas eran sometidas a duros castigos.

Hades normalmente se representa con una gran barba blanca sentado en un trono, al lado solo está Perséfone. En las manos suele llevar un cetro o el cuerno de la abundancia.

Mitos;

El secuestro de Perséfone

Perséfone era la hija de Zeus y Deméter. Hades se enamoró de Perséfone y le pidió a Zeus para casarse con ella, pero Zeus sabía que Deméter se negaría porque no volvería a ver a su hija y por eso ayudó a Hades para raptarla.
Perséfone vivía en Sicília, un día salió a coger flores con sus amigas cuando se encontró con una flor muy bonita que había hecho brotar Hades. Cuando fue a coger la flor, se abrió un abismo del cual apareció Hades montado en una gran carroza. Seguidamente cogió a Perséfone y se la llevó al mundo de los muertos.
Deméter empezó a buscar a su hija, la buscó durante mucho tiempo hasta que finalmente amenazó con dejar la tierra estéril. Zeus delante de esta amenaza, obligó a Hades a devolver a su hija. Éste aceptó pero antes se aseguró que Perséfone se comiera unos granos de granada porque todo el mundo que comía o tomaba alguna
cosa del mundo de los muertos, tendría que volver al infierno por lo menos una vez en la vida y quedarse para siempre. Zeus hizo un contrato con Hades en el que en vez de que Perséfone volviera y se quedara para siempre, nada más tuviese que ir una tercera parte del año en el infierno y el resto de tiempo que estuviera con
Deméter y así estaría contenta [estos viajes de Perséfone se relacionaban con las épocas del año en que al bajar al infierno Deméter dejaba la tierra estéril (otoño−invierno) y cuando subiera a la tierra devolvía la fertilidad a las tierras (primavera−verano)].

Orfeo y Eurídice.

Orfeo conocido por su prodigiosa música y por ser uno de los argonautas, se crió en Tracia donde las musas le enseñaron a tocar la cítara, con la que llegó a tener tanta excelencia que hasta las piedras y los árboles se
conmovían. Orfeo se casó con la ninfa Eurídice que murió prematuramente a causa de una picadura de un erizo. Orfeo no podía superar la muerte de su mujer y se decidió a bajar al mundo de los muertos para pedir clemencia por su mujer.
Cuando llegó allí, estuvo delante de tres jueces a los que conmocionó con su música y Hades, también conmocionado, le permitió que su mujer volviera a la vida con la condición que mientras salía del infierno, su mujer saldría detrás suyo pero si se giraba para verla, la tirarían al Tártaro. Entonces Orfeo tomó su viaje hacia el mundo exterior y su mujer lo seguía pero éste no pudo aguantar más y en mitad del camino se giró
para ver si le seguía. Tiraron a Eurídice al Tártaro y Orfeo se estuvo lamentando de haberse girado toda su vida.

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